Por Juan Pablo Ojeda
La embajadora de Israel en México, Einat Kranz-Neiger, confirmó que las autoridades mexicanas lograron desarticular un plan de asesinato en su contra, presuntamente organizado por la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán a través de su Fuerza Quds. El caso, que parece sacado de una serie de espionaje, fue contenido gracias a la intervención de agencias de inteligencia nacionales y cooperación internacional.
En entrevista con Pascal Beltrán del Río, la diplomática agradeció públicamente la labor de las instituciones mexicanas que, según dijo, “neutralizaron una amenaza real”. Aunque no recibió amenazas directas, Kranz-Neiger reconoció que los diplomáticos israelíes suelen ser blanco de operaciones subversivas iraníes. Recordó los ataques en Buenos Aires en los noventa —contra la embajada de Israel y la AMIA— y los recientes intentos de atentado en Washington.
El complot, de acuerdo con información internacional, comenzó a gestarse a finales de 2024. Se habría planeado desde la embajada iraní en Venezuela, bajo la coordinación de Hassan Issadi, un agente de la Fuerza Quds vinculado con la Unidad 11000. Issadi reclutó colaboradores en distintos países de América Latina y regresó a Teherán para supervisar el ataque, pero los servicios de inteligencia mexicanos lograron anticiparse y frustrar el intento durante el verano de 2025.
Israel reconoció oficialmente el trabajo de México. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Oren Marmorstein, afirmó que “la comunidad de inteligencia y seguridad israelí continúa cooperando con gobiernos aliados para frenar el terrorismo iraní”. También autoridades estadounidenses confirmaron que la amenaza fue neutralizada y que no representa un riesgo activo, aunque forma parte de un patrón global de atentados atribuidos a Irán contra diplomáticos y disidentes.
El episodio reavivó la preocupación sobre la presencia de redes extremistas en América Latina. Organismos de seguridad de Estados Unidos y de Israel han advertido desde hace años que Hezbollah y la Fuerza Quds operan en la región mediante centros culturales y contactos con cárteles mexicanos. Uno de los casos más citados es el del libanés Ayman Joumaa, acusado en 2011 por el Departamento de Justicia estadounidense de lavar dinero para Los Zetas y financiar actividades de Hezbollah.
Especialistas, como Mike Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la DEA, han señalado que la colaboración entre el crimen organizado y grupos extremistas constituye “una amenaza transnacional que requiere cooperación permanente”.
Aunque el gobierno de Claudia Sheinbaum no ha emitido una postura oficial, la noticia plantea un nuevo reto diplomático para México: mantener el equilibrio entre la neutralidad internacional y la defensa de su soberanía ante amenazas extranjeras.
La embajadora israelí cerró su mensaje con un tono conciliador: “Espero que con este atentado frustrado termine esta etapa y no haya más amenazas. Estoy aquí para trabajar por el bienestar de nuestros dos pueblos”.
