Por Juan Pablo Ojeda
ChatGPT acaba de activar una de sus funciones más esperadas: los chats grupales, un espacio donde amigos, familiares o equipos de trabajo pueden colaborar con ayuda de inteligencia artificial sin revueltas con sus conversaciones personales. La idea es sencilla: llevar la planeación, la creatividad y la toma de decisiones a un entorno compartido donde la IA participa como un asistente más del grupo.
A diferencia de WhatsApp o Telegram, estos nuevos grupos no mezclan información: OpenAI dejó claro que tu historial individual no se comparte con nadie y que los chats grupales funcionan como una burbuja independiente, protegida y con reglas propias. De momento, la función ya comenzó a habilitarse para usuarios Free, Go, Plus y Pro en Japón, Corea del Sur, Taiwán y Nueva Zelanda, antes de expandirse al resto del mundo.
Iniciar un grupo es fácil: basta con tocar el ícono de personas, elegir a quienes quieres incluir o compartir un enlace de invitación. Si el grupo se crea desde un chat previo, ChatGPT genera una copia para mantener todo separado. Cada usuario configura un pequeño perfil para que los demás lo identifiquen, y los grupos aparecen organizados en una nueva sección dentro de la plataforma para localizarlos rápidamente.
En cuanto al funcionamiento interno, ChatGPT usa GPT-5.1, que decide en tiempo real qué modelo utilizar dependiendo del plan de quien realiza la pregunta. Si en el grupo hay usuarios con distintos tipos de suscripción, los límites de uso solo se descuentan del que hace la solicitud. Así, el trabajo colaborativo no afecta la capacidad de los demás.
La privacidad es uno de los puntos centrales del lanzamiento. Las conversaciones grupales no alimentan ningún historial personal y OpenAI confirmó que prepara controles para que cada usuario decida si permite o no el uso de esos datos. La entrada a un grupo es solo por invitación, siempre se puede ver quién participa y los miembros pueden salir o eliminar integrantes cuando lo necesiten (menos al creador).
Para los menores de edad, ChatGPT aplicará filtros de seguridad y los padres podrán desactivar los grupos si así lo desean, reforzando el control sobre el uso de la plataforma.
OpenAI asegura que esta es apenas la primera pieza de una transformación más grande: convertir ChatGPT en un espacio compartido donde la IA no solo responde preguntas, sino que ayuda a coordinar equipos, crear ideas y resolver problemas de forma conjunta.
Con GPT-5.1 al centro, la plataforma adopta una experiencia más fluida, precisa y personalizada, apuntando a un futuro donde interactuar con la IA será cada vez más natural… y ahora, también, más social.
