Carlos Lara Moreno
La presidenta Claudia Sheinbaum aprovechó el Desfile Cívico-Militar por el 115 aniversario de la Revolución Mexicana para lanzar un mensaje contundente: en México ya no hay espacio para discursos que normalicen la violencia, incentiven el odio o llamen a la intervención extranjera. Frente a mandos militares, representantes de los poderes de la Unión y miles de asistentes en el Zócalo, la mandataria defendió que el país ha aprendido de su historia y que ningún poder puede imponerse por encima de la justicia y de la voluntad popular.
Sheinbaum evocó los tiempos del Porfiriato como una advertencia sobre los peligros de una modernidad aparente construida sobre profundas desigualdades. Recordó que mientras las élites presumían estabilidad, el país vivía bajo represión, censura, persecución de trabajadores y un trato brutal hacia los pueblos indígenas. En ese contexto, destacó la figura de Francisco I. Madero, a quien llamó “apóstol de la democracia”, y el papel decisivo del Plan de San Luis como un acto de confianza en la ciudadanía para impulsar la transformación.
La presidenta rememoró también la Decena Trágica, calificándola como un golpe de Estado respaldado desde el exterior que provocó una de las etapas más dolorosas de México. No obstante, subrayó que los ideales revolucionarios prevalecieron y quedaron plasmados en la Constitución de 1917, la cual sentó las bases para los derechos sociales que hoy sostienen la vida pública: educación, jornada laboral digna, organización sindical y control nacional de los recursos.
Al comparar aquel periodo con el presente, Sheinbaum afirmó que México atraviesa una etapa distinta, donde el poder se ejerce con austeridad, honestidad y enfoque social. Dijo que su administración cuenta con el respaldo de la mayoría porque ha puesto al centro a quienes habían sido históricamente olvidados, y sostuvo que ni campañas de calumnias ni presiones internas o externas cambiarán el rumbo. “La autoridad moral no se compra; se construye”, remarcó.
Asimismo, destacó la lealtad de las Fuerzas Armadas, instituciones surgidas de la Revolución y estrechamente vinculadas con el pueblo. Felicitó a los elementos ascendidos y los llamó a mantener su compromiso con la nación, la soberanía y el respeto al orden constitucional.
Antes de cerrar con un homenaje a los líderes revolucionarios, Sheinbaum dejó un mensaje final: México avanza con memoria, dignidad y la convicción de que la violencia jamás será el camino. “Cuando México camina con memoria y con dignidad, nada lo detiene”, concluyó.
