Por Juan Pablo Ojeda
La primera noche del play-in del Apertura 2025 dejó drama, remontadas, frustración y hasta un par de actuaciones para recordar. Dos partidos, dos historias totalmente distintas, pero con un mismo destino: Pachuca y Tijuana siguen con vida, mientras los Pumas quedaron fuera antes de tiempo y Juárez tendrá una última bala para buscar la liguilla.
En Tijuana, los Xolos del “Loco” Abreu vivieron un arranque frío, casi como si el partido los hubiera tomado por sorpresa. Juárez se paró con autoridad y se adueñó del ritmo desde el minuto uno. Y no tardó en golpear: Estupiñán, el delantero colombiano que suele aparecer en partidos grandes, remató de cabeza un buen servicio de Alejandro Mayorga para poner el 1-0. Tijuana estaba desconectado, incapaz de frenar el ímpetu visitante.
Pero los Xolos no entraron al play-in para dejarse. Poco a poco comenzaron a recuperar la pelota, a moverla con calma y a obligar a Juárez a retroceder. El empate llegó como recompensa a esa paciencia: Ghezouni conectó un cabezazo potente tras un centro de Alan Vega y puso el 1-1 que cambió la energía en el estadio. A partir de ahí, Tijuana se adueñó del partido. Una mano en el área, producto del nerviosismo de la defensa fronteriza, le dio a Gilberto Mora la oportunidad desde los once pasos, y no falló: 2-1 y la remontada consumada.
Con Juárez obligado a ir al frente y además con un hombre menos, el cierre fue un monólogo de los Xolos. Controlaron tiempos, movieron la pelota sin prisa y esperaron el golpe final. Ese llegó en los últimos segundos con un derechazo de Bullaude, otra vez asistido por Vega, que dejó a Tijuana instalado en los cuartos de final como séptimo de la tabla. El Loco Abreu celebró como es él: efusivo, intenso y convencido de que su equipo está para más.
La otra historia de la noche fue más dolorosa para un gigante: los Pumas. Pachuca los recibió sin complejos y con un libreto ofensivo que funcionó desde el primer minuto. Esteban Solari, en su debut como técnico de los Tuzos, mandó a su equipo a presionar alto y a atacar con velocidad por las bandas. Y vaya que funcionó. Enner Valencia firmó uno de los mejores goles del torneo con un derechazo colocado desde fuera del área que se clavó en el ángulo. No fue solo un gol: fue la declaración de que Pachuca iba con todo.
Kenedy, la figura del partido, aprovechó un pase de Valencia para marcar el 2-0, en una jugada en la que Keylor Navas no pudo contener un balón con efecto que lo sorprendió. El costarricense, de larga trayectoria, tuvo una noche complicada. Y la cosa empeoró: en el segundo tiempo, Kenedy volvió a castigar con un remate cruzado que puso el 3-0 y prácticamente sentenció la eliminatoria.
Pumas intentó reaccionar, sobre todo con cambios ofensivos, y encontró un gol en un tiro de esquina que capitalizó Pedro Vite. Pero ya era tarde. La defensa universitaria sufrió, el medio campo nunca se asentó y la ofensiva se quedó sin ideas ante un Pachuca que siempre pareció un paso adelante. El 3-1 final dejó claro que el proyecto de Esteban Solari arranca con el pie derecho, mientras que los auriazules suman otro torneo corto que se escapa entre dudas.
Ahora las miradas se enfocan en el domingo. Juárez recibirá al Pachuca en un duelo a vida o muerte por el último boleto a la liguilla. Los fronterizos llegan con desgaste emocional y futbolístico; los Tuzos, con confianza y contundencia. Será un partido que cierre esta fase con tensión y morbo, justo como le gusta a la Liga MX.
El play-in dejó claro algo: Tijuana llega embalado, Pachuca viene con ritmo y hambre, y la liguilla tendrá un cierre de puertas emocionante. Los Pumas, mientras tanto, vuelven a casa con la obligación de replantear mucho más que un torneo mal jugado.
