Cada año, alrededor de 74,000 bebés en todo el mundo nacen con el virus de la hepatitis C (VHC), según una investigación publicada en The Lancet Gastroenterology and Hepatology con motivo del Día Mundial contra la Hepatitis. El estudio, liderado por el Instituto Nacional de Investigación en Salud y Atención (NIHR) y la Universidad de Bristol, señala que aproximadamente 23,000 de estos niños siguen infectados a los cinco años de edad, ya que cerca de dos tercios logran eliminar el virus de forma natural.
El análisis, que ofrece por primera vez estimaciones para cada país, identifica a Pakistán y Nigeria como las naciones con más casos, seguidas de China, Rusia e India, que en conjunto concentran cerca de la mitad de las infecciones transmitidas de madre a hijo. Los investigadores calcularon estas cifras combinando datos de mujeres en edad reproductiva infectadas con VHC y la probabilidad de transmisión vertical, estimada en un 7 % por nacimiento.
El doctor Adam Trickey, autor principal del estudio, advierte que la magnitud del problema subraya la necesidad urgente de incrementar las pruebas de detección, especialmente durante el embarazo, etapa que ofrece una oportunidad única para identificar y derivar a pacientes que de otra forma quedarían fuera del alcance del sistema de salud. “Sin diagnóstico, el virus —curable en la mayoría de los casos— permanece sin tratar en niños pequeños”, afirmó.
La Organización Mundial de la Salud estima que alrededor de 50 millones de personas viven actualmente con hepatitis C y que en 2022 murieron unas 240,000 por enfermedades hepáticas relacionadas con el virus. Desde 2014 existen tratamientos altamente eficaces: ciclos de pastillas de tres meses con tasas de curación superiores al 90 %, aunque su uso en mujeres embarazadas aún no está generalizado por falta de evidencia definitiva sobre su seguridad, tema que se estudia en ensayos clínicos recientes.
La hepatitis C afecta sobre todo a poblaciones marginadas, como personas que se inyectan drogas o han estado expuestas a procedimientos médicos no esterilizados. Su carácter asintomático durante años dificulta el diagnóstico temprano, lo que explica que solo un 36 % de los infectados conozca su condición.
Los investigadores concluyen que mejorar la cobertura de pruebas, adoptar políticas de detección universal en el embarazo y ampliar el acceso a tratamientos podrían reducir de forma significativa esta vía de transmisión, acercando la meta de eliminar la hepatitis C como amenaza para la salud pública.