Por Juan Pablo Ojeda
El diputado Alfonso Ramírez Cuéllar, vicecoordinador de Morena en la Cámara de Diputados, volvió a poner sobre la mesa un tema que promete mover el tablero político: quiere que la consulta de revocación de mandato presidencial se realice el mismo día que las elecciones intermedias de 2027, es decir, el primer domingo de junio. Su idea, dice, no busca complicar la democracia, sino hacerla más eficiente y menos costosa.
En palabras simples, la propuesta consiste en ajustar el calendario electoral para evitar que en México haya votaciones cada pocos meses. Ramírez Cuéllar explicó que si no se hace esta homologación, habría que organizar una elección adicional en 2028 solo para preguntar si la presidenta de la República debe continuar o no en su cargo, algo que implicaría duplicar gastos y esfuerzos. “Queremos evitar el dispendio y el despilfarro”, señaló.
La iniciativa, más allá del ahorro, pretende fortalecer lo que el legislador llama un “nuevo sistema de rendición de cuentas”. En términos prácticos, esto significaría que, mientras el país elige diputadas, diputados, gobernadores y presidentes municipales, también se sometería a votación la continuidad del gobierno federal. En la boleta habría una pregunta sencilla: “¿Está usted de acuerdo en que se revoque el mandato de la presidenta de la República, sí o no?”.
Si la mayoría respondiera “no”, el gobierno terminaría antes de tiempo, en octubre de 2027. Pero si el “sí” predomina, la presidenta continuaría hasta el 1 de octubre de 2030, cuando corresponde el cambio constitucional.
Ramírez Cuéllar aclaró que, en ese mismo proceso, también se renovaría una parte del Poder Judicial Federal —jueces, magistrados y miembros del Tribunal Electoral—, además de 17 gubernaturas y más de 2 mil presidencias municipales. Es decir, sería una jornada electoral monumental.
Ante las críticas de la oposición, que acusa a Morena de querer aprovechar la popularidad de Claudia Sheinbaum para beneficiarse en las urnas, el diputado respondió que “ese es un temor infundado”. Aseguró que la ciudadanía tiene la madurez y la información suficiente para distinguir entre una elección local, una federal y una consulta sobre revocación. “La gente sabe perfectamente por quién vota y para qué”, dijo.
Más allá de la coyuntura, el legislador insistió en que su propuesta es parte de un paquete más amplio de iniciativas que buscan modernizar la vida institucional del país. Entre ellas, eliminar el fuero y reconstruir el sistema de fiscalización y auditoría, con el objetivo de que los servidores públicos —desde jueces hasta diputados— estén más cerca de la ciudadanía y más obligados a rendir cuentas.
En un país donde las elecciones se han vuelto frecuentes y costosas, la idea de compactarlas podría sonar lógica para muchos. Sin embargo, también abre el debate sobre si combinar tantos procesos no terminará confundiendo a los votantes o concentrando demasiado poder político en un solo momento. En todo caso, el mensaje de Ramírez Cuéllar es claro: que la democracia no solo se ejerza votando, sino también evaluando a quienes gobiernan.
