Por Bruno Cortés
En medio de un escenario internacional marcado por guerras, desigualdad, crisis climática y tensiones entre países, México quiere jugar un papel distinto: el de un país que apuesta por el diálogo, la cooperación y la paz. Ese fue el mensaje que envió la presidenta del Senado, Laura Itzel Castillo Juárez, durante la Recepción al Cuerpo Diplomático acreditado en México, realizada en la histórica Casona de Xicoténcatl, un espacio cargado de simbolismo político.
Antes de hablar de política internacional, la senadora hizo un alto para recordar que detrás de los conflictos siempre hay personas. Por ello, pidió a los representantes de 45 países guardar un minuto de silencio por las víctimas del ataque armado ocurrido este fin de semana en una playa de Sídney, Australia. México, dijo, condena toda forma de violencia y expresa su solidaridad con las familias afectadas y con el pueblo australiano, reafirmando su compromiso con la paz y el respeto mutuo.
Ya en materia de fondo, Castillo Juárez explicó que los grandes problemas del mundo no se resuelven de manera aislada. Ni las tensiones geopolíticas, ni el cambio climático, ni las desigualdades crecientes pueden enfrentarse si cada país actúa por su cuenta. La apuesta de México, insistió, es impulsar soluciones colectivas y solidarias, basadas en la cooperación entre naciones y en el entendimiento mutuo.
Este enfoque no es nuevo, sino que forma parte de los principios históricos de la política exterior mexicana, esos que muchas veces se escuchan lejanos, pero que en realidad marcan la forma en que el país se relaciona con el mundo: respeto a la autodeterminación de los pueblos, no intervención, apego al derecho internacional y solución pacífica de los conflictos. En palabras simples, México busca dialogar sin imponer y resolver diferencias sin violencia.
La senadora subrayó que también es urgente actualizar los mecanismos multilaterales, es decir, los grandes espacios de decisión internacional, para que respondan mejor a las necesidades de quienes viven en condiciones de mayor vulnerabilidad. En ese contexto, recordó que México ha adoptado el llamado Humanismo Mexicano como eje de su acción pública y también de su política exterior, colocando en el centro la dignidad humana y el respeto a la soberanía de los pueblos.
Desde el Senado, dijo, se acompaña esta visión fortaleciendo la diplomacia como una herramienta para construir acuerdos y no para profundizar divisiones. México, afirmó, busca ser un país que escucha, dialoga y coopera desde principios éticos claros.
Por su parte, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, Alejandro Murat Hinojosa, bajó el discurso a cifras concretas para dimensionar el peso de México en el mundo. Recordó que el país tiene 14 tratados de libre comercio con 52 naciones, lo que significa relaciones comerciales preferenciales con más de una cuarta parte de los países del planeta. En otras palabras, México es una de las economías más conectadas del mundo.
A esto se suma una presencia diplomática amplia, con decenas de embajadas, consulados y misiones permanentes, que permiten a México tener voz en los principales foros internacionales. Murat destacó que el país mantiene relaciones estratégicas con economías clave de Asia, como Japón, Corea, China, India y Singapur, especialmente en sectores de futuro como los semiconductores, la electromovilidad y la inteligencia artificial.
La relación con Estados Unidos y Canadá mereció mención aparte. La integración económica de América del Norte, explicó, es profunda y estratégica: el comercio entre los tres países supera los 840 mil millones de dólares al año. El T-MEC no es solo un tratado comercial, sino una plataforma que hace más competitiva a la región, responsable de cerca del 30 por ciento de la producción global.
El mensaje final fue claro: México quiere tender puentes donde otros levantan muros, buscar consensos donde hay divisiones y defender la dignidad humana donde sea vulnerada. Un país que se asume como aliado confiable y socio dispuesto a contribuir a un orden internacional más justo.
Desde la mirada del cuerpo diplomático, el embajador de Costa de Marfil y decano del grupo, Djérou Robert Ly, reconoció la apertura del Senado mexicano a la diplomacia parlamentaria. Señaló que en un mundo lleno de retos políticos, económicos, sociales y ambientales, ningún país puede avanzar solo. El diálogo, el intercambio de experiencias y el trabajo multilateral, dijo, son indispensables para construir paz y prosperidad compartida.
Así, entre discursos y gestos simbólicos, el Senado mexicano dejó claro que la política exterior no es un tema lejano: es una herramienta para defender valores, proteger personas y definir el lugar de México en un mundo cada vez más complejo.
