Por Juan Pablo Ojeda
Durante la conferencia matutina de este miércoles en Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo calificó como “muy desesperados” a los expresidentes de México que la han criticado o apoyado a sus detractores. La mandataria señaló que estas acciones reflejan un intento por cuestionar al presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque, aseguró, el apoyo popular a la transformación permanece sólido.
Sheinbaum mencionó a los expresidentes Felipe Calderón Hinojosa, quien compartió una fotografía en las fiestas patrias; Enrique Peña Nieto, visto jugando golf en España; Vicente Fox, quien celebró el Grito de Independencia de Ricardo Salinas Pliego; y Ernesto Zedillo, quien acusó al gobierno de AMLO y a Sheinbaum de ser responsables de la muerte de la democracia. “Son muy desesperados, la verdad, contra el presidente López Obrador. Es increíble el coraje que le tienen, y ese coraje viene del amor que le tiene el pueblo al presidente”, señaló Sheinbaum.
La mandataria criticó además a medios y figuras públicas que, según ella, difunden información falsa o buscan politizar temas. Citó al periodista Loret de Mola, a quien acusó de haber admitido mentiras recientemente, y a la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, vinculada con Salinas Pliego, indicando que buscaban usar estos temas con fines políticos.
Respecto a las declaraciones de Zedillo, Sheinbaum cuestionó la coherencia del expresidente al criticar la democracia actual mientras se benefició de privilegios en su propio sexenio y durante el fraude electoral de 1988. “El asunto es qué dicen y qué sustento tienen. Están enojados porque la Corte ahora la elige el pueblo, y eso no les gusta”, subrayó.
La presidenta también destacó que gran parte del sector empresarial, aunque ideológicamente crítico, no ha enfrentado obstáculos para desarrollarse bajo el gobierno de la Cuarta Transformación, salvo cumplir con sus obligaciones fiscales, algo que antes no se exigía.
Con estas declaraciones, Sheinbaum dejó claro que percibe las críticas de los expresidentes como un reflejo de desesperación ante los cambios y reformas impulsadas por el actual gobierno, especialmente aquellas que buscan redistribuir la riqueza, aumentar la justicia social y fortalecer la participación ciudadana en la política nacional.
